Nuestra Señora de las Angustias

El origen de la devoción a Nuestra Señora de las Angustias en la ciudad hay que remontarlo a comienzos del siglo XVII con la hechura de la Virgen de las Angustias, obra de Francisco de la Gándara de 1605, por donación de Inés Cruzada. La imagen que  también recibió el nombre de Dolores durante el siglo XIX, fue acogida por nuestra cofradía a raíz de las reformas de 1916, incorporándose al primero de los pasos, el de la Santa Cruz del Calvario. Así, más de cuatrocientos años lleva Huelva rezando a las Angustias, los últimos cien de la mano de la Hermandad del Santo Entierro, que diariamente abre las puertas de su ermita para que los fieles también le recen a la virgen del eterno abrazo mientras acarician el pie de su hijo yerto.

La primitiva Piedad es descrita por Calvo (2019) como "un grupo escultórico que representaba una Piedad, la Virgen sentada con su hijo muerto sobre su regazo. Era un alto relieve de bulto redondo y talla completa.

Por lo que respecta a la descripción de la Virgen, ésta presentaba la cabeza ladeada hacia su lado derecho y ligeramente inclinada hacia abajo. Los rasgos de la cara parecían imitar a los de una mujer madura. El entrecejo se mostraba fruncido, tenía grandes ojos, que probablemente fueran de cristal. Varías lágrimas recorrían sus mejillas. Su nariz era larga y recta y la boca aparecía cerrada. Tenía el mentón ligeramente marcado y poseía un hoyuelo grande. Su mano izquierda aparecía flexionada sosteniendo la mano izquierda del Yacente, mientras que la mano derecha no se alcanza a distinguir, aunque seguramente estuviera sosteniendo al Señor por su hombro derecho.


A pesar de que la imagen tenía los ropajes tallados —rostrillo, saya y manto—, solían colocarle por encima un manto de terciopelo bordado en oro. Además, le añadían una corona sobres sus sienes y un corazón atravesado por una espada sobre su pecho, ambas piezas de plata.En cuanto a la descripción del Señor, éste aparecía caído sobre las piernas de la Virgen. Tenía larga melena tallada que bajaba sobre sus hombros, y en su cabeza llevaba tres potencias de plata. Tenía los ojos cerrados y rehundidos, cejas fruncidas, larga y afilada nariz, boca entreabierta y bigote y barba bífida. El tórax aparecía rehundido por la posición en la que se encontraba. La mano izquierda estaba sostenida por la mano izquierda de la Virgen, mientras que el brazo derecho aparecía semiflexionado, cayendo la mano desplomada en el suelo. Las piernas estaban cruzadas, superponiéndose la izquierda sobre la derecha. El paño de pureza estaba tallado, era de proporciones pequeñas, pero con gran cantidad de pliegues.


Se podían apreciar una serie de heridas en los hombros, rodillas y el costado. De cada una de las heridas caían largos regueros de sangre que recorrían sus brazos, piernas y torso. También de la frente caían regueros de sangre que llegaban hasta el cuello. El grupo escultórico era de estilo manierista, especialmente el Cristo, que se encontraba en una posición poco natural y presentado en escorzo."



*Historia de las cofradías penitenciales de Huelva y de su imaginería sacra antes de la Guerra Civil española.  Calvo-Lázaro, Rocío. 2019. pág. 188

Imagen de Nuestra Señora de las Angustias de León Ortega

Tras la Guerra Civil, el reencuentro de Huelva con la Virgen de las Angustias no se produjo hasta 3 lustros después de la reorganización, y gracias a la generosa donación de NHD Ricardo García Quintero. En el Catálogo General de la Obra de León Ortega encontramos la siguiente descripción.

"Representa la Sexta Angustia de María, cuando el cuerpo de Cristo es acogido en el regazo de su madre después del descenso de la Cruz. Imagen de la Virgen presenta la cabeza inclinada hacia la derecha y la mirada elevada, en su rostro se aprecia la crispación del entrecejo, la boca entreabierta con la lengua y los dientes superiores tallados. Los ojos de cristal y la ausencia de lágrimas. Sus brazos aparecen abiertos con las manos extendidas en aptitud de súplica y dolor, su pierna derecha se encuentra adelantada y flexionada, formando un ángulo de 90 grados, sobre la que reposa la imagen del Señor, la pierna izquierda se encuentra atrasada apoyando la rodilla en tierra.

Sobre su cabeza reposa el manto de color azul oscuro y líneas estofadas enmarca su rostro con las vueltas en dorado, de este manto sobresale un tocado hebreo que perfila su frente y cuello descansando sobre su pecho, conformado en esta zona por pliegues en forma de uve. El manto descansa sobre sus brazos a la altura de los codos y sobre su pierna derecha, está repleto de pliegues que tornan a la imagen de dinamismo y movimiento, luce un vestido largo dorado lleno de pliegues verticales y ceñido a la cintura por un cinto. 

Sobre su cabeza reposa el manto de color azul oscuro y líneas estofadas enmarca su rostro con las vueltas en dorado, de este manto sobresale un tocado hebreo que perfila su frente y cuello descansando sobre su pecho, conformado en esta zona por pliegues en forma de uve. El manto descansa sobre sus brazos a la altura de los codos y sobre su pierna derecha, está repleto de pliegues que tornan a la imagen de dinamismo y movimiento, luce un vestido largo dorado lleno de pliegues verticales y ceñido a la cintura por un cinto.

La imagen del Señor Yacente yace delante, de la Virgen descansando sobre una sábana, su hombre derecho se apoya sobre la rodilla derecha de la madre cayendo el brazo al otro lado de la pierna. Su cabeza echada hacia atrás queda apoyada sobre su propio hombro derecho. Su cabellera partida en dos está conformada por líneas onduladas que dejan despejado el rostro. Esta descansa en su hombro izquierdo cayendo, por la espalda y cae encascada por el derecho, la barba bífida es corta y recibe el mismo tratamiento de líneas que la cabellera.  En su rostro sus ojos están cerrados y la boca entreabierta con la lengua y los dientes superiores tallados.

En su cuerpo quedan plasmadas las heridas de la pasión, los miembros del cuerpo están relajados., posee un tórax con una anatomía detallada, al igual que su antebrazo derecho donde quedan plasmadas las venas y tendones. Su brazo izquierdo está flexionado y su mano descansa sobre el comienzo del muslo. Las piernas con una anatomía más suave se encuentran flexionadas y paralelas, estando la izquierda montada sobre la derecha, quedando la izquierda atrasada y la derecha en primer plano. Un sudario cubre su entrepierna conformado por pliegues cuya orientación es de izquierda a derecha. Las carnaciones de la Virgen son claras en contraposición con las del cristo que tienden a ser más tostadas."